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El Flamengo dio un paso de gigante de cara a la final de la Copa Libertadores al batir a Barcelona con un doblete de Bruno Henrique (2-0), pero no explotó una oportunidad única de dejar la eliminatoria vista para sentencia. El Barcelona, con uno menos, supo defenderse en un segundo tiempo con mucho oficio e intentará jugar sus opciones el próximo miércoles en Guayaquil.
El Maracaná rugió. Y, con la torcida enloquecida y ansiosa por vivir una noche histórica, se eliminó cualquier posibilidad de modorra y de contemporización. El partido nació eléctrico. Al Mengao, sin embargo, le costó entrar en juego, ante un Barcelona serio en su planteamiento defensivo y con vocación de castigar con latigazos.
Diego Alves salvó a los cariocas (min. 6) con un doble paradón a lanzamientos consecutivos de Mastriani y Preciado. El Barcelona aún tuvo otra con Castillo (min. 10), que volvió a exigir al ex meta del Valencia español.
Y tras los sustos, el Flamengo se asentó, ajustó su posicionamiento, calibró la precisión y la máquina ofensiva empezó a funcionar. Arriba, en los últimos metros, los rubronegros tiraron de calidad individual.
El vendaval rubronegro se desató con Gabriel Barbosa sirviendo en largo a Bruno Henrique, que le ganó las espaldas a Castillo y marcó el 1-0 en un cabezazo espectacular (min. 22). El campeón brasileño mandó dos balones al travesaño: primero con Bruno Henrique, tras otra asistencia de Gabigol, y después con un trallazo de fuera del área de Andreas Pereira. El Amarillo estaba grogui. Y el 2-0 llegó (min 38) tras un contragolpe que terminó con un pase azucarado de Vitinho a Bruno Henrique.En la última jugada del primer tiempo, Nixon Molina barrió a Bruno Henrique para cortar un contragolpe y vio la segunda amarilla. La roja era incuestionable. El Flamengo, que fundamentó su superioridad mandando en las dos áreas, afrontaba todo el segundo tiempo, con uno más, y la posibilidad de liquidar la eliminatoria.
Los brasileños no supieron interpretar bien un escenario tan favorable. Apretaron después de salir del vestuario, pero el ímpetu se transformó en precipitación. Renato Gaúcho reforzó la medular con Thiago Maia para enderezar el rumbo pero sin demasiado éxito. El Barcelona supo mantenerse a flote jugando con mucho criterio y evitó un tercer tanto que hubiera representado el KO definitivo.
La agresión de Leo Pereira, que le costó la roja directa en el minuto 89 resumió el sentimiento de impotencia de los brasileños en unos segundo 45 minutos en que fueron incapaces de mantener el mismo nivel de tensión. El Flamengo lo tiene todo a su favor ante un Amarillo matagigantes, que venderá muy caro su piel en la vuelta a jugarse en Guayaquil el próximo miércoles.