Guido Loayza fue el dirigente que llevó a Bolivia al Mundial de 1994.

Foto: Futbolmania

“Hacía bastante calor. Llegamos a Ecuador como estaba previsto. No viajábamos con anticipación porque queríamos mantener nuestro caudal de glóbulos rojos, íbamos al filo de los partidos. Nos sorprendió que hubiera hinchas en las puertas del hotel, llegaron desde La Paz y otras ciudades. Había nervios, estábamos advertidos de que el partido iniciaba a las 16:00 en punto, no habría himnos, todo tenía que ser puntual porque los dos encuentros tenían que empezar a la misma hora (Brasil – Uruguay y Ecuador – Bolivia). Estábamos sorprendidos porque había publicidad en la radio para que la gente no vaya al estadio, los jugadores ecuatorianos tenían un porcentaje de la recaudación y se instaba a que no se les den ningún premio porque estaban eliminados con cinco puntos”, narró Guido Loayza, expresidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), sobre la última fecha de la eliminatoria de 1993, en la que la Verde se clasificó al Mundial de Estados Unidos.

Pasaron 30 años de ese hito histórico y la gente todavía lo recuerda, como el campeonato que se logró en 1963, cuando el equipo nacional se quedó con la Copa América que se llevó adelante en nuestro país.

Loayza contó que en ese tiempo había nerviosismo, que se hablaba “de la motivación de los brasileños  y uruguayos para que Bolivia no gane, pero nosotros estábamos concentrados en lo nuestro, sabiendo que el partido era duro”.

La designación del árbitro dejó preocupado al exdirigente, quien explicó las razones. Dijo que en una jornada anterior, frente a Uruguay, había dirigido el colombiano Armando Pérez Hoyos, “nos jugó mal” y para el compromiso con la tricolor Conmebol designó al también cafetalero Jhon Jairo Toro, “se armó un zafarrancho, querían que lo recusemos pero me opuse porque FIFA no iba a cambiarlo a cuatro días para el partido. Yo dije en todas las radios que confiábamos en él, pero yo estaba nervioso y pensaba si es que cobraba un penal…”, relató Loayza.

Algo que también le preocupó en ese tiempo es que el partido entre brasileños y uruguayos en el estadio Maracaná arrancó con 10  minutos de retraso, mientras que en Ecuador el juego inició con normalidad, “pero Dios es grande… Platiní Sánchez hizo un gran partido, sacó un remate que blanqueó a Noriega y en el rebote William Ramallo agarró el rebote hizo el gol, comenzó la zozobra en el Maracaná, Brasil podía no ir al Mundial si es que Uruguay hacía un tanto”.

“Terminó el partido, empatamos 1-1 y clasificamos, pero yo tenía una sensación extraña, no quise entrar a festejar a la cancha, no tenía Alegría, sólo la satisfacción del deber cumplido. Todo el esfuerzo sirvió pero costó mucho ese pase en varios aspectos, tuve que dejar mi trabajo dos años y dedicarme a la Federación”, relató Loayza.

El dirigente considera que ese momento pudo ser el comienzo de una sucesión de logros para el fútbol nacional, pero no fue así y recordó que ese equipo tuvo torneos en los que se pudo destacar, como la Copa América de 1995 o de la 1997 que se disputó en el país y que la Verde tuvo un equipo sólido, “bien armado, debería ser campeona y luego llegó la eliminatoria al Mundial de Francia, todo parecía concatenado”.

 “Sacamos ventaja de la pobreza. Los dirigentes no estábamos por la plata porque no había dinero, nosotros teníamos que poner, yo puse 170.000 dólares y gracias a Dios la FBF me la devolvió”, indicó.

Habló de los jugadores y los sacrificios que hicieron, ya que entraban a la selección nacional por 20 dólares de viáticos, “Xabier Azkargorta, que tenía un sueldazo en Valladolid, tuvo que aceptar 5.000 dólares por mes, entonces no estábamos por dinero, en aquella selección había una mística inmensa”.

Remarcó que los dirigentes vivían en el Centro de Alto Rendimiento en España bajo las mismas condiciones de los futbolistas, es decir que dormían en un cuarto con las mismas características al de los futbolistas, que los acompañaban todo el tiempo  y ello generó mística que llevó a Bolivia a alcanzar su logro más grande en el fútbol.